La politóloga explicó que la posesión del Presidente, al menos de forma simbólica, subalterniza en un nivel de jerarquía a los gobernadores “y no es recomendable porque ellos ya no vienen de una designación, sino de una votación”.
“Hay controversia sobre esta posesión porque la autonomía va como una solución al marcado centralismo y presidencialismo que hemos tenido en la historia republicana y se fue modificando desde 1994”, afirmó la experta.
Según la politóloga, el proceso de descentralización que se inició en 1994 con la Ley de Participación Popular y la determinación de municipios, debía consolidarse con la Constitución y los gobernadores electos.
Por otro lado, lamentó que el Gobierno haya desarrollado estrategias políticas para descalificar y afectar a los prefectos opositores, en lugar de generar niveles de coordinación.